Fotografía y maquillaje, Myriam Franco Perez.
Enfermados, hechizados y locos. Sin darnos
cuenta de que en solo metro y medio de suelo, pueden fundirse dos almas, dos
cuerpos. Castigándose el uno al otro, jugando al escondite, por no revelarnos
tan débiles y derrotados. Con la contrariedad que produce que el cuerpo quiera
entregarse y tu miedo interno escapar, jugar y morir un poquito, de ganas, de
deseo...
No nos dimos cuenta de que el mundo seguía
rotando, de que el reloj seguía avanzando, hasta que, primero oí mi nombre, muy
cerca y después la puerta de los camerinos abrirse de golpe.- Criss!!! que te
toca!!!, un grito que, hubiera ahogado de un puñetazo.
La puerta se cerró de un portazo. No podía
salir a bailar así, si no podía mantenerme casi en pie.
Sonreíste divertido y te levantaste ante mí,
desde allí, tan pequeñita, tan encogida, tan desnuda, llevando aun mi ropa, tu
cuerpo me pareció más inmenso, más imponente, el bulto de tu pantalón, asustaba
y llamaba a la vez.
Te dirigiste a mi tocador decidido, cogiste la
barra de labios y volviste a arrodillarte ante mí. Pintándome los labios, con
ojos picaros y mirada divertida, aunque tu pecho jadeaba aun, delatándote. Colocaste mis mechones de pelo, me ayudaste a elevarme y con un beso tímido en
la cara y una torta en el culo, me empujaste a salir al mundo, diciéndome...-
Sal ahí y baila para mí, te estaré observando.
Y eso hice, salí con la decisión de que esa
noche allí, solo bailaría para ti.
Sonaba, I´m Good-blaque.
Es una canción que saca de mí el diablo sensual
que, me viste a veces.
Me vuelve loca sus toques y golpes fuertes,
provocando a mis caderas en cada vaivén, obligándolas a llevar el mismo ritmo,
en cada tono alto. Retorciendo mi cuerpo, mi espalda y mis pechos, elevando mis
brazos, girando la barra, con el ritmo.
Sexy, una serpiente capaz de atrapar a ese
hombre, estrujarlo entre mis piernas, haciéndole perder todo el aire, en mi
boca y comerme su aliento, como único alimento.
Mi cuerpo no era mío, lo juro, era parte de
los gritos de la garganta de las cantantes. Cuando llegaba la parte hip. Mi
vena urbana, el baile urbano es mi pasión, hacia que me retorciera, como
cualquier bailarín de Harlem, pero más provocativo hoy, más insinuante, pues
era para ti.
Acaricie mis caderas, mirándote descarada,
buscando tu boca, señalando con mi cuerpo donde quería que me comieras, ósea
todo, con más lentitud y enterrando mis manos, en la entrepierna.
Me golpeaba a conciencia el culo, dándote la
espalda mientras sujetaba mi melena, eso quería, que tus manos hicieran ese
gesto mientras cabalgamos en lo más alto de la pasión, me lo merecía.
Parada jadeante, después de un giro, te vi reírte
y hacer como si te desmayaras. Tu cara era divertida, juguetona y provocadora,
pero tus ojos estaban completamente serios, fijados en cada punto donde te pedí
que me comieras.
Podía oír a los clientes silbar y aplaudir,
todo el mundo fue testigo de mi provocación absoluta a ti, de que te estaba
retando a subir a la barra, a desnudarme allí en medio y de verdad... me
hubiera importado una mierda que miraran, es más lo deseaba. Y con ese deseo
casi me quito el sujetador, solo bajé los tirantes para destapar un poco los
pezones y me sujeté el pecho, prometiéndotelos con mis movimientos.
Me tiré de rodillas al suelo, me creí una
pantera negra, a punto de ser penetrada por su macho, moviendo la pelvis y a
cuatro patas, arqueando la espalda, por los espasmos de placer en cada sacudida
más interna, más intensa.
Casi tengo un orgasmo allí mismo, tuve que
controlarme y al mirarte... estabas serio absolutamente, te colocabas el
pantalón, Dios...
Los clientes con la boca abierta, miraban de un
lado al otro, perplejos y excitados.
La canción acabó conmigo completamente agitada,
sudada y con la mirada perdida en tus ojos, rogándote que no desaparecieras
mientras me duchaba, quería amanecer entre tus brazos, contigo en mi cama, esa
noche no bailaría más, lo tenía claro.
Tú inquieto, asentiste, asegurándome que esperarías...
"SoloAlas"...
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