"SoloAlas"

Y no soy para nada un... ángel. Aun sigo viva.

martes, 16 de abril de 2013

Bailar para ti... 14.

Dibujo de Oscars Moreno... Tatuador, diseñador gráfico, dibujante, etc.

https://www.facebook.com/oscarsmoreno?fref=ts

         


                                           





Bailar para ti... 14.
    

Bailamos nuestras pieles, encima de un colchón desgastado por las lagrimas, recubierto de sabanas tejidas a suspiros y con la almohada recargada de sueños rotos... Madrugada tras madrugada, hasta ese instante.
Tenerte todo para mi, hacer plié encima de tu torso, danzarte el vientre con mis siete velos, uno a uno, hasta recubrirte por entero, con ellos y con mis caricias.
Primero el velo de la entrega, ese que se extiende suave, de a poquito, el que convierte las miradas en cómplices, que pregunta en silencio a tu piel, donde sientes más y con mayor nitidez, cada uno de mis besos, cada uno de mis dedos.
Le sigue el velo de lo mágico, donde atrapas y regalas gemidos, segundos que no tienen medida real en el tiempo. Suplicas y concedes deseos a los genios atrapados del misterio.
Aquel donde el espacio se reduce a nuestros propios cuerpos.
Una vez extendidos estos, el velo de los sentidos entra en escena sin avisar. Se multiplican por millones, activando y reactivando, expulsando e impulsando. Al tacto se le une el vértigo.
El olfato se entremezcla con el gusto, creando un nuevo sentido, infinitamente más intenso, más sutil y más directo, demasiado honesto para soportarlo en cualquier cuerpo, sin estremecerte por entero.
La visión se interioriza y ves un mundo lleno de desiertos de piel, cubierto por mares de salivas, donde el aire es aliento y las tormentas se desatan en tu estomago, en tu entrepierna.
El oído, se ensordece solo para oír gemidos y palabras secretas de dos.
Y nace el sentido oculto de las alas, para volarte y volarme, por entero, descubriendo el placer de los pájaros que levitan en el mismo cielo, dejándonos llevar por corrientes de pasión, en relevé.
El velo de los versos, donde escribes los poemas más hermosos, en el que las letras son caricias lentas, los sonetos son impulsos sin permisos y sin medidas, donde adentrarte en el otro, es lo más similar a escribir la letra perfecta para aquella melodía, única y exclusiva de ese instante. De él, de ti, del hoy y ahora.
Un velo más, el velo templado del clima, donde no reconoces el frío, no conoces al calor, no existe la temperatura exterior, no la percibes. Las únicas temperaturas son las internas y no se pueden medir en grados, porque son tan insoportables como adorables.
El velo de las sensaciones, que se extiende para sentirte y sentirme. Donde la autenticidad puede disfrazarse y no deja de ser eso... autentica. Donde la honestidad es masticable y devorable. El Diablo y Dios se hermanan, firman un pacto de unión, para vosotros y todo es válido, todo es permisible e imprevisible, lo que ambos os valoréis y os permitáis. Y no hay metas, solo la saciedad.
Los pecados dejan de ser capitales, para convertirse en terrenales, en tu terreno, en el mío, exclusivos, sin que le importe al resto del mundo una mierda, solo a ti y a mí.
Y por último, aunque en realidad es una mentira piadosa, pues se extiende desde el principio, incluso antes de danzarte, en la primera mirada con la intención de verte ahí y así. Pero que culmina en ese instante, con la posibilidad de eternizarlo o encarcelarlo...
El velo de la locura, donde acallas a la cordura, tapas a los miedos, cabalgas a la pasión y destruyes la razón, a conciencia, con un único fin, verte, verme, vernos así, en ese instante justo y en esa justa postura... como contradicción, ni siquiera puedes apreciarlo, porque la locura es tal, que te mata y te revive a ritmos del corazón.
Eso hice con tu carne, comérmela, a la vez que tu comías de la mía, a tu alma me la bebí, al igual que tu se saciaste de la mía.
Nos convertimos en uno, fusionando nuestras pieles, acompasando nuestro corazones a un solo ritmo. Nos ganamos la guerra, rindiéndonos a la vez en cada batalla nueva.
Te reí con las manos y te lloré con las tetas, te imaginé y dibujé con mis antebrazos, te moldeé con el interior de mis piernas, te disfruté con todo mi cuerpo y donde más te sentí... en el corazón de mi entrepierna.
Donde el latido se hizo tan palpable y tan constante que me produjo orgasmos que me supieron a miles en uno y que se repitieron varias veces, en varias horas, sin noción real del tiempo.

"SoloAlas"...

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