"SoloAlas"

Y no soy para nada un... ángel. Aun sigo viva.

jueves, 20 de junio de 2013

Cardenales en el alma...

Esta es una historia imaginativa, basada en hechos reales de personas que he conocido, hechos puntuales y en la sensación que tuve con quince años, cuando un "novio" que tuve, durante diez meses, me maltrató, tuve a mi hermana cerca para quitármelo de encima.
Gracias Marivi.







Cardenales en el alma...

A veces me dolía tanto mirarla, se me hacia un nudo en la garganta y se me nublaba la vista.
Dibujar cada uno de sus cardenales con la yema de mis dedos, acariciarle el pelo, ella se echaba a llorar y me apartaba con el brazo.
Nunca entendí porque le protegía, porque le excusaba, porque siempre había una respuesta a todas mis preguntas.- Cuando está sobrio es un hombre maravilloso.
Un hombre que le robó el tiempo, la vida, la sonrisa, el amor, la juventud e incluso le robo la piel. Se la arrancó tira a tira, a palos y sin temblarle el pulso.
Me contó una noche, una de esas tranquilas, de las pocas en las que él no aparecía, que lo conoció muy jovencita, que su padre habló con él y le pareció un buen hombre.
.- Cuando me casé lo hice por huir, estaba cansada de llevar desde muy pequeña la casa, de aguantar las borracheras de mi padre  y los pellizcos y tirones de pelo de mi abuela. Que mala era, siempre me llamaba fregona, y me pegaba porque decía que era igual que la guarra de mi madre.
Mi madre se crió sin madre, ella les abandonó, salió corriendo dejando atrás todo, hoy entiendo a esa mujer, lo que no puedo perdonarle es que no se llevara a sus hijos con ella. Pero por lo menos salvó su vida.
 .- Tu padre era muy guapo, parecía el hombre con más clase del pueblo, todos sabíamos que no era rico, pero tenía pinta, pinta y porte.
Se le olvidaba contarme, que le faltaba clase y educación, que jamás fue honesto y menos cabal  y guapo por fuera, pero odioso por dentro, desde siempre.
Una de las noches en que la curaba de sus heridas, llorando me confesó, que ya en la noche de bodas le pegó.
Había bebido, lo había hecho hasta casi caer inconsciente, luego culpó a mi madre de su incapacidad. Le pego y le escupió a la cara que estaba tan delgada que casi le daba asco, y la obligó a masturbarle hasta lesionarse la mano, me contó entre lagrimas que ella no sabía nada del sexo, que jamás supo que había que hacer.
Eso se convirtió en una costumbre para él, llegaba borracho se tumbaba, y mientras la obligaba a masturbarle le pegaba collejas, y pellizcos en los pechos.
Había cosas mucho más fuertes, pero soy incapaz de relatarlas, cosas que me hicieron vomitar cuando pensaba en ellas y no me las contó mi madre, lo peor es que las vi con mis propios ojos, fui incapaz de enfrentarme a él. 
Al principio, era demasiado pequeña, luego era demasiado cobarde, la palabra cobarde va unida a mi apellido y al de mi padre... claro está.
Cobarde para soportar palizas, insultos y lo peor cobarde para soportar su olor en mi cama.
Luego estaba el problema del dinero, mi madre se pasaba los días fregando en casas ajenas, traía lo poco que entraba en casa  y él, lo gastaba en sus borracheras, luego le pegaba, porque para él, ella cobraba muy poco, le gritaba – NI PA PUTA VALES.
La veía irse todas las mañanas muy temprano, en invierno aun era de noche, se iba bajando la escalera quejándose de los huesos, huesos molidos a palos.
Yo me levantaba enseguida, me vestía y salía al colegio, a veces llegaba a la puerta del colegio una hora antes, no importaba, era libre y jugaba con las piedras de la entrada, jugaba a las familias bonitas.
Ella llegaba a la puerta del colegio a recogerme, a veces sus pasos... eran tan lentos. Por el camino siempre me agarraba muy fuerte de la mano  y me decía bajito.- Tu siempre con mamá. La gente nos miraba, a veces con cara de pena, otras como si no tuviéramos valor.
Cuando cumplí catorce años, él solía venir a recogerme al colegio, por aquella época se le metió en la cabeza de que yo me liaba con todos los niños  y no me dejaba salir a jugar, en el camino las voces de los vecinos retumbaban en mi cabeza, cobarde... revélate, os va a matar, está matando a tu madre. Aun hoy... creo que les oigo.
Mi madre cada día después del trabajo, tenía que limpiar, cocinar la cena, aguantar despierta hasta que a él le diera la gana venir, porque entre otras cosas quería cena caliente y si tenía suerte, alguna torta que otra.
Todo eso para luego caer rendido en el sofá y no dejarnos dormir con sus ronquidos. Si no había suerte, lo que le esperaba era una paliza y que abusara de ella. Ella lo dejaba, siempre tuvimos miedo de que algún día quisiera hacérmelo a mí, gracias a Dios no, lo más que llego hacer era dormir conmigo, apestando a coñac y siempre contando chistes que no tenían ninguna gracia, pero yo hacía que me reía.
Me tocaba los pechos y decía.- Ya estás hecha una mujer, que no me entere yo que esto te lo toca algún capullo... Mi madre intervenía. Lo hacía .- Vente conmigo a la cama anda, que hace frío hoy, deja a la niña, no ves que le da vergüenza que su padre le diga esas cosas.
El reía a carcajadas y entre risas.– Quieres jarana hoy, serás guarra.
Salía de mi habitación y se iba con ella de la mano, mi madre siempre cerraba mi puerta y me advertía, que cuando ella cerrara, yo echara corriendo el pestillo. Eso hacía, cerraba el pestillo y me tumbaba en la cama, tapaba mis oídos con la almohada.
Cuando fui un poco mayor, creo que tenia quince años, iba con ella a limpiar casas, vi como tenía que agacharse... casi sin poder, subir escaleras y fregar hasta caer agotada.
El mientras vagaba de un lado a otro y lo más gracioso... algunas noches lloraba porque no encontraba trabajo y se echaba la mano al pecho.- Es que tú te crees que a mí no me duele veros trabajar a las dos y yo sin encontrar nada. Que mala eres, solo verte me lo recuerdas. 
Mi madre agachaba la cabeza, cuantas veces me dieron ganas de contestarle, de gritarle.- Pues tu bien que te lo gastas, si en vez de ir a beber, fueras a buscar trabajo, aunque fuera fregando... Pero no, mi madre me miraba y me mandaba al cuarto, ella sabía que tarde o temprano yo estallaría y eso lo pagaría caro... las dos lo pagaríamos.






Nunca hubo un tiempo mejor, recuerdo que de una de sus palizas ingresaron a mi madre en el hospital, yo tenía diecisiete años. Estuve noche y día con ella, en el hospital. Ella no quería que me fuera sola a la casa con él.
Mentimos a los médicos, dijimos que se cayó por las escaleras. Yo me sentí fatal, sentí asco de mi misma, pero estaba asustada, temía el después, temía el que nos culparan a todos, porque yo crecí con la idea... de que la culpa era de los tres, mi madre por dejar que él le pegara, yo por callar y por nacer sin tener que haber nacido y el... por ser el diablo.
Los días del hospital vi a mi madre reír a carcajadas, una enfermera se disfrazo de enfermo, iba de un lado a otro con la bata, desatada atrás, se le veían las bragas, enganchada al suero, mi madre se moría de la risa y al reír se quejaba del dolor de costillas, yo mientras la miraba no podía evitar llorar.
Pensar en ella hoy me duele, pero se lo debo, le debo por lo menos el recuerdo, a él, le debo el odio, llenar mi alma de odio desde pequeña  y el miedo, gracias por darme eso, papá.
A mi madre la mató a palos, lo hizo cuando él quiso, cuando le dio la gana, eres mía y te quito la vida porque sin mí no tienes derecho a vivir.
Era un día de verano, un día de esos que te nubla la vista mirar, un día bonito.
Ella y yo llegamos de trabajar a las cuatro, el tumbado en el sofá, roncaba y estaba casi desnudo, había bebido, pero no creo que demasiado.
Al entrar en la casa, lo hicimos en silencio, como siempre, con miedo a despertarle, mi madre se apoyo en resquicio de la puerta, le miró y dijo.- Míralo, parece un ángel que no hizo nada malo en la vida y es un diablo.
 El despertó, lo hizo como nunca lo había hecho, de golpe, abrió los ojos y la miró con odio, luego dirigió su mirada a mí... con asco. No pude evitar devolverle la mirada, eso hizo que se levantara y me cruzara la cara, me lanzó la mano, impactando contra mi labio inferior, partiéndolo y pegó su cara mucho a la mía, sacando pecho, me dijo.- Vuelve a mirarme así y te mato.
Mi madre le agarraba del brazo, le rogaba llorando.- Deja a la niña, no le pegues, ella está cansada.
No puedo recordar más, solo sé que millones de veces he intentado pensar, estrujar mi cabeza, intentar recordar, pero es imposible.
Solo recuerdo a mi madre sangrando por la boca, vomitando sangre en el baño, me echaba con las manos...balbuceando.- Vete de aquí, vete no me mires, vete y no vuelvas, que yo te… y cayó al suelo.
Maldito cobarde, estuve dos horas llorando en el suelo con ella, muerta en mis brazos. Y él se tumbó a dormir la siesta...
Solo cuando vino la ambulancia, pudo darse cuenta de que la había matado. La policía le detenía y él me amenazaba.
Me dijo.- Si dices que he sido yo, te mato a ti también.
Hoy mi madre es libre, donde quiera que esté, ya no siente el dolor de sus palizas, no siente el miedo, quizá esté tranquila, se siente en el cielo y pueda respirar paz.
Me queda ese consuelo, ese y el de que nací, nací porque tenía que darle alguna alegría la vida.
Él, no tengo ni idea de que fue de él, por mi como si se pudre. Me arranqué el apellido cobarde.

La veo todos los domingos, le llevo flores. Sé que está conmigo, aun siento cuando voy por la calle su mano fuerte, y la oigo decir.- Tú, siempre con mamá. 
Cardenales en el alma, cardenales en la piel, eso es lo único que tengo de él.
"SoloAlas"...

9 comentarios:

  1. Es un relato muy impactante y lo peor de todo es que lo basas en hechos reales, cuanto daño hace quien no sabe amar, quien no respeta la vida y a las personas que están delante, el problema que el daño está hecho y en muchos lados sucede, es un dolor constante.

    Besos Cristina

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  2. Hola, es un gusto leerte. Quizá te ayude el no cortar los párrafos tanto para que la lectura se vuelva más ágil. Al final creo que la rima entre "piel" y "el" le resta fuerza. Felicidades.

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  3. Hola gracias por tus consejos, ni siquiera había tenido en cuenta de que era una rima, lo de cortar los párrafos debe ser porque no sigo nada para escribir, ni patrones, ni métrica, solo uso mi inspiración, soy lo que se puede decir una escritora, si se me puede llamar escritora, vocacional, sin estudios, un saludo.

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  4. es presioso el relato y es que quise seguir leyendo mas... que pena a terminado tan rapido.... que pena que haya hombres tan despiadados y sin corazon.....cristina.. saludos ha! y javier.. yo con los parrafos.. seguidos me pierdo

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  5. Terrible naturaleza "humana", y las mujeres son las que luego pagan así de mal, siéndo que son las flores de éste jardín llamado vida...al igual que uno de los comentarios anteriores, acabé impactado..de la brutalidad y falta de respeto al amor...a la propia sangre....a la vida...por culpa de un dizque hombre, un cabrón cobarde, cobarde cómo bien lo has escrito.

    Saludos y abrazos

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  6. Yo creci en una casa donde había malos tratos físicos y sicológicos.Mi padre alcohólico .Y después de leer esto,pienso q es lo mas real q se puede escribir sin haberlo vivido.Inmejorable .Un beso Cris .

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  7. SIENTO VERGUENZA AJENA POR MI GÉNERO DE HOMBRE POR TANTA CRUELDAD CUANDO ESTOS LA COMETEN SI MEDIR LAS CONSECUENCIAS Y SOLO ASI EN HACER LAS COSAS SE DESCRIBE TODA UNA DESGRACIA Y PERDIDA DE VALORES DE LA FAMILIA DEJANDO NACER Y FLORECER EL ODIO EL RENCOR LA VENGANZA DE SI MISMO KE PARA CON EL TIEMPO EJECUTARLO Y LA CADENA DE DESGRACIA SIGUE....................... SOLO PIDO BASTA YA DE TANTA CRUELDAD Y USTEDES MIS BELLAS DAMAS SOLO LES PIDO KE DENUNCIE A KELLOS MALTRATADORES DE HOGAR QUE EL SEÑOR ME LAS CUIDE BENDICIONES MIS AMIGAS SALUDITOS.......

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